Verde, que te quiero verde

En las calles de Andalucía se citan a diario camellos y jóvenes consumidores en busca del riesgo y las posibilidades de abstracción que proporcionan las drogas

Abres los ojos lentamente. Eres incapaz de ver con claridad lo que te rodea. La música es estridente, pero no importa. Tu única preocupación es zambullirte con cada bocanada de humo, evadirte y por unos segundos tener la sensación de no estar en el plano terrenal, de levitar y olvidarte de todo lo conocido. Es algo fácil de imaginar pero difícil de comprender. Gran parte de los que experimentan con drogas buscan postergar ese estado casi místico y se convierten en consumidores habituales. El uso recreativo es el más generalizado y también el socialmente menos aceptado. Es una realidad a la que no se quiere hacer frente a pesar de convivir a diario con ella. Uno de los problemas es la escasa y ambigua regulación a nivel estatal o federal y la catalogación del tema como tabú a nivel institucional y familiar.

Andalucía es verde, no hay barrio que se escape del control de los camellos

Que la droga es un negocio muy lucrativo, es indiscutible y su estrecha relación con la juventud, innegable. Andalucía es verde. El Balance 2013 contra el tráfico de drogas en España del Ministerio del Interior, lo corrobora. Encabeza la lista de Comunidades Autónomas con 105.634 denuncias, 5.525 detenidos y por ostentar la mayor tasa de aprehensiones por hachís (262.066 kilos) y la cuarta por incautación de cocaína (3.523 kilos). El cannabis es la sustancia más consumida según el Plan Nacional sobre Drogas. El 26,6% de los adolescentes ha fumado esta planta con propiedades psicoactivas el último año a pesar de la alta propensión a la dependencia, consumos abusivos y riesgos a la salud que podrían padecer. Conscientes o no de las consecuencias, este colectivo parece desviar su atención a las ventajas: “me ayuda a relacionarme, emporrado conoces gente interesante y los amigos que haces son para siempre”, afirma AA, uno de tantos jóvenes consumidores, quien después de dar una calada, ofrece el porro a sus amigos. Cada día hay más facilidades para adquirir estupefacientes gracias a las nuevas tecnologías, aunque un paseo por los barrios de Sevilla suele ser suficiente para los asiduos. “¿Estás por aquí? Venga, ¿Dónde siempre en 5 minutos? Vale. Hasta ahora”, no hace falta decir más, una breve llamada o un rápido intercambio de mensajes vía Whatsapp y tienes cubiertas tus necesidades porque la ciudad está muy bien gestionada y aprovisionada. Para quien no quiera desplazarse, existe la posibilidad del servicio a domicilio, conocido como ‘telepólen o teleporro’. No hay zona que se escape del dominio de los camellos. Algunos prefieren el término ‘mediador’ para referirise a sus tejemanejes, como RD. Asegura que a través de él se pilla en Pinomontano. “Me llaman a mí porque sé por dónde puede estar (él) dependiendo la hora del día. No usa el móvil pa’esto, es muy arriesgado”.

Andalucía es verde, no hay barrio que se escape del control de los camellos
Andalucía es verde, no hay barrio que se escape del control de los camellos

Esta reticencia a las llamadas la comparte con JM, también de aproximadamente 20 años y abastece junto a tres amigos El Plantinar. “Yo soy el de la paranoia, illo, avé si está llamando alguien, que puede pillar cinco euros e irse y a la mañana siguiente decir que es (Policía) Nacional, con los cinco euros de prueba y meternos a cada uno dos años de cárcel, o tres o cuatro, cinco”. La rentabilidad es el motivo por el cual JM se dedica a esto. Comprar al por mayor se traduce en beneficios económicos. La última vez adquirió ochocientos gramos a 1.20 euros el gramo y al venderlo ha ganado 2 euros por cada uno de ellos, porque en la capital se gana más que en su pueblo de la campiña sevillana, dónde la retribución es de 0.80 euros.

RD trapichea porque ha convivido con la droga desde pequeño. No es algo que le guste reconocer ni de lo que se sienta orgulloso, pero tampoco hace nada por enmendarlo. El carecer de gran parte de la responsabilidad es suficiente para él. Por sus manos pasan bellotas de marihuana, pólen (hachís más arenoso), cocaína y drogas psicodélicas como el MDA o el LSD. A pesar de llevar tres horas bebiendo y fumando sin parar en el botellón, RD se expresa con coherencia y cada cierto tiempo mira hacia los lados, un movimiento casi imperceptible. Siempre está alerta. Uno de sus amigos se acerca y le susurra algo al oído. Él gira la cabeza lentamente mientras pasa su cubata a la mano izquierda y rápidamente introduce la derecha en sus calzoncillos, rebusca un poco y saca una ‘hueva de paqui’ (trozo de hachís aceitoso y maleable de forma ovalada, esto facilita su transporte vía anal), la oferta de este mediador es por tanto, más variada que la de JM, quien comercializa exclusivamente hierba. Si por algo se caracterizan los camellos, es por la atención activa, simpatía y cercanía aparente. Su labor se basa en la confianza y fortalecerla garantiza la fidelización de los consumidores e incluso la adquisición de nuevos clientes gracias al boca a oído.

Los conocidos tienen a veces el privilegio de poder elegir ‘bolsita’. “¿Cuál quieres, miarma? Es AK-47 de la buena. Está un poco más cara, pero a ti te le dejo al mismo precio. Esta creo que tiene un poco más, mira”, los encuentros y las despedidas son muy afectuosos. La naturalidad es importante porque los intercambios suelen hacerse incluso a plena luz del día y en lugares públicos. Jóvenes y Adultos hacen esta rutina a diario, seguramente hayas presenciado alguno y no has sospechado nada. Menos aún cuando el repartidor es un niño de 12 o 13 años, como en el Barrio de la Macarena. Una práctica muy habitual y estratégica aunque parezca increíble, porque la ley no se aplica de la misma forma a los menores de edad. RD es el ejemplo perfecto: los hábitos aprendidos en la infancia no se van fácilmente, “tuve la mala suerte de crecer en un ambiente así”, ahora no es solo un método para obtener dinero, es su forma de vida.

El uso recreativo de la droga es el más habitual y el socialmente menos aceptado
El uso recreativo de la droga es el más habitual y el socialmente menos aceptado

Raúl Perales Acedo, director del Instituto Andaluz de la Juventud (IAJ), se basa en el Informe Social de la Juventud Andaluza para aclarar que son conscientes del importante consumo de cannabis en Andalucía (32,6% en la provincia de Sevilla), aunque según las conclusiones del estudio, no llegaba a ser excesivamente preocupante para los jóvenes, “había una percepción mayor en cuanto al problema de las drogas, pero los patrones no eran tan graves”, explica. La cocaína, los ácidos y las pastillas presentan porcentajes residuales. El IAJ intenta acabar con esta situación con la implantación d el programa FormaJoven, mediante el cual se interviene en los centros de secundaria para concienciar a los alumnos de los riesgos de estas sustancias y evitar su futuro uso lúdico. El marco constitucional cataloga el tráfico de drogas como ilícito. Con la aprobación de la Ley Orgánica para la Protección de la Seguridad Ciudadana se han incrementado las contradicciones y las prohibiciones al respecto. El consumo privado es legal, al igual que la venta de semillas. Este vacío legal es al que podrían acogerse ahora las familias que posean plantas de cannabis, porque en la ‘ley Fernández’ los cultivos domésticos están prohibidos. La tenencia en la vía pública a pesar de no estar consumiendo, sigue teniendo una sanción mínima, pero ahora la cuantía a pagar ha ascendido de 300 a 1.001 euros y la máxima se queda en 30.000 euros. La posibilidad de sustituir por un tratamiento de desintoxicación esta multa, ha desaparecido. La Unión de Asociaciones y Entidades de Ayuda al Drogodependiente (UNAD) piensa que incrementar las cuantías no reduce el consumo.

Los establecimientos en los que se permita el consumo también serán castigados. Los locales existen y no desaparecerán mientras haya demanda. Proliferan las asociaciones cannabicas y los clubes de fumadores, como los de La Alameda de Hércules, un secreto a voces porque todos perciben el olor al atravesar las columnas. La Comisaría de Policía está al lado y los controles son mínimos. Este jueves han preferido multar por orinar en la vía pública que incautar los cientos de gramos que llevaban consigo los que estaban ahí. “El saber que estás haciendo algo que está prohibido o que no te permiten, mola”. Para JM no existe mayor satisfacción que repartir lo ‘ligado’ y disfrutarlo con sus amigos, porque fumar es una actividad social; “el sentido de drogarse es hacerlo acompañado”, añade. Recuerda con entusiasmo la última vez que llegó a su piso con medio kilo de marihuana. Lo primero que hizo mientras daba gracias a Dios por llegar sano y salvo, fue abrir su bolsa de maría y repartir doscientos gramos entre sus colegas, y empezar a volar.

El 26,6% de los jóvenes españoles ha consumido cannabis en 2013
El 26,6% de los jóvenes españoles ha consumido cannabis en 2013

Por desgracia hay personas que utilizan los estupefacientes por necesidad. El uso medicinal tampoco está regulado en España, de hecho, los especialistas opinan que estamos retrocediendo con respecto a otros países restringiendo su utilización. En Francia, el gobierno de Hollande se está planteando abrir un debate para la posible legalización. Por su parte, Uruguay ha dado un paso gigantesco al regular la producción, distribución y venta de marihuana a nivel estatal. Washington ha aprobado su uso recreativo, al igual que el Estado de Colorado, en el cual, los flujos migratorios han incrementado tras el anuncio del Gobierno de favorecer la investigación de las propiedades medicinales cannabicas, porque está comprobado que algunas cepas y la reducción del psicoactivo THC, mejora la calidad de vida de los pacientes crónicos.

La puerta al diálogo está abierta. El Gobierno ha dado un nuevo paso en regulación y el camino para la legalización aún es un sueño. A partir de noviembre de 2014, esta actividad ilegal ha sido introducida en la contabilidad del Producto Interior Bruto (PIB), lo cual supone un incremento del 0.50% según estimaciones del Instituto Nacional de Estadística. ¿Qué pasaría si este negocio tributara como otro cualquiera? ¿Habría descontrol en la sociedad? Unos se plantean muchas preguntas al respecto, otros buscan desesperadamente un lugar para guardar 800 euros de droga. Unos esperan la dosis diaria para no sentir dolor o tener espasmos y otros exhalan sus males y anhelan llegar a la ataraxia tras cada calada.

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